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"La mezcla de arte y activismo es quizá la mayor aportación actual del arte contemporáneo"

22 de mayo de 2006

Entrevista con Sagrario Aznar Almazán, profesora titular en el Departamento de Historia del Arte de la UNED.

Directora de la colección "Arte Hoy", entre sus publicaciones destacan {El arte cotidiano} (1993), {El cauce de la memoria} (1998) y {El arte de Acción} (2000), además de diferentes artículos y textos de catálogos relacionados con el arte contemporáneo. Visitó nuestro Centro el pasado 28 de abril para impartir una conferencia sobre Nam Goldin titulada “La Intimidad”. [¿Quién es Nam Goldin y cuál es su importancia?]

Es una fotógrafa que trabaja en los 80 en Estados Unidos. Trabajaba en un entorno en el que el arte estaba intentando volver como fuera al mercado, sobre todo la pintura, ya que se habían perdido muchos de los parámetros que permitían al arte venderse. Era algo que Estados Unidos y Europa no podían permitir.

Nam Goldin se empeñó en hacer algo que se saliera de esos parámetros y emprendió una batalla activa contra los mandamases del arte. Trabaja un tema para mí fundamental en el mundo contemporáneo, que es la {Intimidad}, y con ella toda la capacidad que hemos perdido de ser nosotros mismos. Según Goldin hemos dejado de vernos como somos realmente y hemos pasado a vernos como reflejo de lo que nos dicen que somos. Es muy difícil que el sujeto contemporáneo entienda que es algo que está muy por encima de la construcción que han hecho de él.

[El título de la conferencia es la {Intimidad}. ¿A qué se refiere Goldin?]

A las personas cercanas a ellas. Retrata a su familia, sus amigos, sus amantes, con todas sus debilidades y fracasos... Es muy interesante ver cómo es capaz de mostrar personas que todavía son capaces de reconocerse desde dentro de ellas mismas. Su fotografía busca en sus amigos, en sus amantes o en sus afectos, esa construcción de cada persona desde dentro.

Además, la mirada que tiene sobre esas personas es totalmente diferente a los fotógrafos masculinos de ese momento, que se supone que estaban haciendo lo mismo que ella.

[De manera más general, ¿cuál es la situación actual del arte contemporáneo?]

Creo que goza de muy buena salud, aunque sale muy poco a escena ya que las instituciones del arte y los lugares tradicionales tienen muy poco que decir.

El verdadero arte está sucediendo en otros sitios, y tiene una conciencia política en este momento que hacía décadas que no tenía.

[¿Hay alguna corriente que domine el arte contemporáneo actual?]

Para mí lo más interesante que está pasando es la mezcla entre arte y activismo. Siempre existe la opción del arte como el territorio de la representación, en el que un artista puede dar su opinión sobre el cuerpo, o sobre la democracia, por ejemplo. Pero muchos artistas actuales ya no se conforman con esto y están comenzando a “contaminarse” de los grupos de activistas sociales, y han empezado a salir mucho más a la calle. Creo que la mezcla de arte y activismo es quizá la mayor aportación actual.

[A veces se trata de frívolo al arte contemporáneo... ¿Cuál es el límite entre lo que es arte y no?]

No existen límites. Arte es cualquier cosa que un artista diga que es arte, y nadie puede ser juez y decidir. Otra cosa es que a al público le interese o no, pero los trabajos hay que mirarlos y ver por qué el artista los propone y en qué consisten.

[¿Qué aporta el arte a la cultura actual?]

El arte contemporáneo es uno de los pocos lugares que nos quedan desde los que poder empezar a hablar, en los que se crea comunidad, y la gente es capaz de ver un tema que y empezar a hablar sobre él.

Es un lugar de socialización real, algo que en la sociedad tardocapitalista en la que vivimos es bastante complicado y que ha hecho, en mi opinión, que hayamos perdido la capacidad de hablar y actuar sobre las cosas. El arte debe crear un conflicto, hacerte dudar.

[Hay personas que se quejan de que no entienden las obras actuales...]

Mucha gente dice que no entiende el arte contemporáneo y sí comprende a Velázquez, cuando en realidad no es así. Velázquez requiere una formación intelectual tan o más fuerte que el arte contemporáneo Lo que pasa es que la gente reconoce lo que ve en el cuadro. Pero hay otros muchos factores que el público no iniciado no puede controlar y que dependen del contexto histórico y simbólico de su momento.

Cuando un artista propone una instalación, la gente que la va a ver piensa que no la va a entender, que se va a liar, y luego es todo lo contrario. Normalmente son muy fáciles de leer. Sí que supone un trabajo que implica pensar y ver, pero exactamente igual que cuando lees un libro.

Una vez que ves y entiendes de qué está hablando el artista, te das cuenta que hay muchos que lo han visto como tú y que es un tema abierto a todos, que merece la pena, en definitiva.

[Cuando dentro de varios siglos se mire al arte actual, ¿se tendrá la misma visión que de los clásicos?]

Quizá no, porque buena parte del arte contemporáneo es efímero y no quedará de él nada más que documentación. Además, seguramente se perderán los parámetros, ya que ahora se entiende mucho mejor porque habla de problemas actuales, que no tendrán el mismo significado dentro de dos o tres siglos.

[Para finalizar, ¿podrías destacarnos a algún artista actual?]

Me interesa muchísimo Juan Muñoz, que murió hace poco tiempo, al que considero que fue uno de los mejores artistas de las últimas décadas a nivel internacional. También Bill Viola, que hace una de las obras mejores y más inteligentes. Y, como no, muchas artistas que son mujeres, como la propia Nam Goldin, o Mona Hatoum, y los grupos que mezclan arte con activismo como Nic Bouvier o La Fiambrera Obrera en Madrid.