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“Las presiones por parte del poder son inevitables”

10 de octubre de 2005

Entrevista con Ignacio Villa, director de los Servicios Informativos de la Cadena COPE.

Licenciado en Historia y Ciencias de la Información, Ignacio Villa ocupa el cargo de director de los Servicios Informativos de la Cadena COPE, que compagina con sus intervenciones como tertuliano en el programa de televisión {59 Segundos}. Aprovechando su presencia en Tudela en el curso “Independencia en la Prensa” le hemos hecho una pequeña entrevista. [¿Hay independencia en la prensa?]

Rotundamente no. La prensa no es para nada independiente, y tenemos que trabajar sabiendo que no existe esa independencia. Los que todavía abanderan ese cliché son los menos independientes, porque encubren una línea editorial, una ideología. La prensa no es independiente al igual que no son independientes los ciudadanos. Eso no quiere decir que no intentemos informar lo mejor posible, pero la prensa cada vez tiene una mayor carga de opinión.

[¿Existe concentración de medios en España?]

Hay que diferenciar dos cosas: por un lado, una cuestión real, y es que en todo el mundo, desde hace años, se están articulando unos grandes grupos de comunicación que engloban radio, prensa, televisión... como mejor forma de supervivencia empresarial. Pasa en España, Francia, Estados Unidos, etc. Dicho esto, lo que ocurre en España, sobre todo en la radio y en la televisión, tras la reforma del actual Gobierno, es que desde el poder se ha beneficiado a algunos grupos cercanos al poder, y se están fabricando grandes “elefantes” mediáticos en detrimento de otros grupos menos beneficiados. No se facilita el crecimiento puro, de libre competencia, sino que se beneficia a los grupos más cercanos al poder.

[Esto nos lleva a la famosa “guerra de medios”... ¿es real?]

A raíz del 11 y, principalmente del 13 de marzo, jornada de reflexión, se ha producido una fractura en la sociedad española, que en su origen estuvo capitaneada por algunos medios muy críticos con el Gobierno de aquel momento. Esa ruptura social afecta también a los medios de comunicación, ya que parece que ahora tienes que estar con unos o con otros. Cuando la crisis del 11-M o criticabas al Gobierno de Aznar o eras un radical. Los medios deben criticar al Gobierno, pero no se debe excluir ninguna línea editorial, ni desprestigiarla.

[¿Ha recibido presiones por parte del poder? ¿Le han querido imponer alguna noticia?]

Sí, son inevitables. Las presiones entran dentro del juego informativo, no hay que rasgarse las vestiduras, ya que a todo el mundo le gusta salir bien en los medios. Lo que sí me asusta son las amenazas, cuando tienes una noticia, la vas a hacer pública y te dicen “si la sacas te la desmiento”, pero es verdadera... “te la desmiento igual”... es preocupante, ya que parece que hay cosas que no se pueden contar.

[¿A qué nivel están los medios españoles comparada con otros países?]

En España tenemos un fenómeno que no es nuevo pero ha cobrado una especial fuerza en los últimos años que es la radio como fábrica de crear opinión, lo que nos hace ser diferentes a otros países. Las tertulias de las mañanas son “el terror” de los políticos, porque desmenuzan desguazan la información. Se quiera o no se quiera, la prensa escrita, que está muy bien hecha, independientemente de la ideología, también entra en ese juego. Quieren ser citados en las radios, sus titulares pueden determinar los contenidos de las tertulias radiofónicas.

En el caso de la televisión, creo que tuvo un gran momento en el inicio de las privadas, luego pegó un bajón y la gran obsesión actualmente es la de hacer dinero para mantener la cadena. Creo que ha quedado algo descolgada en el aspecto de crear opinión. Los informativos tienen un gran impacto, una gran incidencia, no en vano es el gran instrumento electoral en las campañas, pero no crea la opinión como la radio y los periódicos.

[Se ha comentado en el curso, respecto a la telebasura, si el público no tiene parte de culpa al demandar y consumir esos contenidos ¿qué opina usted?]

No vale escudarse en que la gente lo demanda. La televisión debe tener una programación responsable y coherente, además de constructiva social y educativamente hablando. Tiene que tener unos límites, no puede responder únicamente a la demanda del morbo sin límites.

[¿Tanto la privada como la pública?]

La pública por supuesto, pero también la privada. Hay cuestiones en las que no debe entrar. Debe haber una mayor imaginación, una mayor creatividad. El mejor ejemplo son las series de producción nacional, que a raíz de {“Médico de Familia” y “Farmacia de Guardia”} constituyen el esqueleto central de la programación de muchas cadenas. Imaginación, creatividad. Lo fácil es la telebasura.

[¿Es crítico el oyente español o cada uno escuchamos lo que queremos oír?]

Hay mucho zapping en la radio, mucho más de lo que se dice. Hay dos grandes emisoras en la radio, la SER y la COPE, porque fabrican mucha opinión. No todo el mundo es del PSOE y del PP o de la SER y de la COPE, y quiere oír las dos partes.

[¿Cómo va a afectar la marcha de Iñaki Gabilondo a la SER?]

Es pronto para saberlo, aunque sí puedo decir que su marcha ha cambiado totalmente el contenido del programa que es más plano, con menos contenido de opinión. Creo que los oyentes han tenido que notar el cambio, aunque desconozco qué pasará en el futuro.

[¿Y a la televisión el nuevo canal “Cuatro”?]

Creo que publicitariamente, sobre todo, ya que la lucha por el anunciante será más encarnizada. No todo lo que toca PRISA se convierte en oro, e Iñaki puede hacer bien el informativo de las nueve, pero un canal son veinticuatro horas. No va a ser un éxito inmediato, y habrá que dar un tiempo para ver las consecuencias.

[Una curiosidad ¿se llevan tan mal entre ustedes como se ve en el programa 59 segundos o es en parte teatro?]

La propia dinámica del programa provoca esas situaciones tensas, tienes que plantear tu posición de forma rápida porque no tienes tiempo para adornarla. Eso crea un cambio de impresiones constante entre los asistentes al debate. No significa que nos llevemos muy mal, sino que tienes que hablar claro desde el primer momento. Es un programa que ha calado en la sociedad al no ser un debate televisivo al uso. El tiempo limitado crea mucha agilidad que puede llevar a cierta agresividad, que es inherente al formato escogido.

[Para finalizar, nos gustaría conocer alguna anécdota relacionada con las presiones por parte del poder, que seguro que la tiene...]

Puedo contar una muy reciente, del año pasado. Contamos en la Cadena COPE una noticia relacionada con que la presidencia del Gobierno había comprado un convector para la piscina de Moncloa, para que se pudiera bañar la esposa del Presidente en invierno y hacer submarinismo. Nos llamaron de Presidencia para amenazarnos, hasta que les dije que tenía la factura y podía demostrarlo y ahí se acabó todo...