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“La mayor injusticia de este mundo es la mentira a los débiles; engañar a gente que no puede defenderse”

13 de marzo de 2010

Miguel Ángel Cabodevilla Iribarren, Misionero Capuchino, ha impartido una charla en la UNED de Tudela bajo el titulo “La Amazonía Ecuatoriana: una Misión de Frontera”.

Desde pequeño sintió inquietud por conocer a personas que fueran distintas a él. Siempre había oído hablar de los Aucas de la Selva Ecuatoriana. Han pasado ya 26 años desde que se trasladara a la Misión de Aguarico, en la región amazónica de Ecuador. Desde entonces, ha luchado por mejorar la calidad de vida de los pueblos indígenas de una de las regiones más olvidadas de aquel país. Entrevistamos a Miguel Ángel Cabodevilla, Misionero Capuchino.

[¿Por qué decidió marcharse a la Amazonía Ecuatoriana?]

“Cuando era tan sólo un niño, un sacerdote me habló de los Aucas de la Selva Ecuatoriana. Siempre pensé que sería una gran experiencia encontrarme con alguien que fuera absolutamente distinto a mí. Ése fue uno de los principales motivos de mi marcha”.

[¿Cómo es la vida allí?]

“La Amazonia es un sitio muy peculiar. Hay gente que vive muy bien, con aire acondicionado y, hay otra gente, que vive al estilo indígena…Yo he vivido la mayor parte del tiempo entre indígenas. La vida allí tiene una serie de valores que aquí los hemos perdido, sencillamente, porque las circunstancias son muy distintas. Es una vida muy lenta, que mira mucho más hacia adentro y que se relaciona mucho más con la naturaleza. Tiene tan poca técnica que es, simplemente, vida frente a vida; no hay técnica”.

[¿Cuál ha sido la mayor injusticia que ha presenciado?]

“La mayor injusticia es la mentira a los débiles; engañar a gente que no puede defenderse y que la injusticia, además, sea una burla”.

[Si pudiera eliminar algo de este mundo… ¿Qué sería?]

“La intolerancia, sin duda. Me parece que la intolerancia es una virtud de fieras; no es una cualidad humana”.

[En todos estos años habrá conocido a mucha gente. ¿A qué persona recuerda con especial cariño por unas palabras que le haya dedicado, por un hecho, un gesto…?]

“Sobre todo, a dos: a Fernando, un indígena que me pareció la persona más sabia y amable que he conocido nunca; y, también, a Alejandro Labaka, obispo capuchino que me llevó a la Amazonía. Alejandro murió lanceado con 14 lanzas por una tribu indígena cuando, tras bajar de una avioneta, se disponía a entablar conversación con esa tribu para defenderles del acoso de las explotaciones petroleras”.