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El fotógrafo corellano Eduardo Blanco presenta en la UNED de Tudela su homenaje visual a los lugares anónimos cercanos

En su libro ‘1 km de biodiversidad’, publica las instantáneas que obtuvo durante la pandemia en los alrededores de su huerto

20 de marzo de 2024

Hay personas que se crecen ante la adversidad. Que se reinventan. Al corellano Eduardo Blanco Mendizabal, de 47 años, la pandemia le pausó todos sus proyectos, sus cursos, sus viajes para retratar la naturaleza de lugares exóticos… Y entonces, emprendió un nuevo trabajo, el de fotografiar los alrededores de su huerto en Corella. Una labor de varios años que, finalmente, reunió en un libro, titulado 1 km de biodiversidad y que ha sido publicado esta tarde en la UNED de Tudela.

En el acto, al que se habían inscrito más de 80 personas para seguirlo online, han participado el director del centro asociado de la UNED en la capital ribera, Luis Fernández, y el propio fotógrafo corellano. El libro, de 170 páginas, tapa dura y un tamaño de 24,5 x 22,5 centímetros, ha contado con una tirada de 800 ejemplares. Su precio es de 38 euros y puede adquirirse a través de la página web de Eduardo Blanco.

Fernández ha presentado a Blanco, un gran conocido en la UNED de Tudela, ya que ha dirigido allí numerosos cursos de fotografía, en los que “nos ha mostrado sus enormes habilidades con la cámara y en los que nos ha dejado asomarnos también a las imágenes que ha tomado alrededor del mundo, capturando la naturaleza y la fauna de rincones recónditos y espectaculares”.

Acto seguido, ha proporcionado algunos datos sobre el proyecto que rodeó al libro, asegurando que “nos demuestra que también los sitios que nos rodean contienen muchísima belleza”. Esta obra, ha proseguido Fernández, “supone la inagotable ilusión de quien, cuando la Covid-19 lo obligó a pausar su trabajo, encontró nuevas oportunidades para desplegar su pasión por las imágenes".

Blanco, fotógrafo profesional desde el año 2006, ha sido premiado en más de un centenar de certámenes nacionales e internacionales, y ha impartido más de 180 cursos sobre fotografía. Entre sus reconocimientos, destaca el nombramiento como Fotógrafo de Naturaleza Europea del 2019 en Alemania. Este 1 km de biodiversidad es su tercer libro, tras Fotografiar con mal tiempo, un buen momento y Bardenas Reales, en busca de la luz.

A su juicio, las restricciones asociadas a la pandemia le empujaron a buscar nuevas fórmulas para desplegar su labor con la cámara. Y el resultado ha sorprendido a muchas personas, debido a la gran cantidad de especies que ha fotografiado. “Todo el mundo piensa que tengo un huerto en el que hay muchas cosas, pero, en realidad, hay muchas cosas en todos los huertos. En el mío, salieron unas, pero si analizamos el de otra persona, saldrán otras. Lo importante es saber mirar”, ha reflexionado.

En los inicios del proyecto, Blanco comenzó a publicar imágenes en sus perfiles de las redes sociales. Más adelante, el periódico El País también se acercó a su trabajo y, hace dos veranos, dedicó una sala de una exposición en la Casa del Almirante de Tudela a ilustrar los resultados. El colofón ha sido este libro, que ha sido “una forma de poder contar la historia”. “El libro era donde podía hacer algo más complejo y completar las fotografías con las aventurillas sobre mis vivencias”, ha continuado.

Por otro lado, ha reconocido que sabía de muchas especies que tenía muy claro que las iba a encontrar, pero se ha mostrado sorprendido de descubrir otras. “Han aparecido especies -ha expuesto- que para nada esperaba encontrar ahí. Como un anfibio del que no se tenían datos en Navarra desde hacía 27 años. O, por ejemplo, el mirlo acuático, que es una especie de aguas cristalinas, distintas a las que hay junto a mi huerto”.

CON MÁS COMPLEJIDAD

Aunque ha afirmado que se ha quedado muy contento con el resultado, ha confesado que se ha tratado de un proyecto más complejo que los que suele realizar fuera de España. “En muchos espacios naturales protegidos, tienes un proyecto de ordenación de los recursos naturales, en los que se listan esos recursos. Por ello, tú lo puedes leer y saber lo que te vas a encontrar. Aquí, en cambio, nadie ha estudiado ese entorno, así que, primero, tuve que hacer las labores de naturalista para descubrir todas las especies y, después, de fotógrafo, para tomar las imágenes”, ha relatado.

Por otra parte, ha hecho mención del cambio de actitud que tuvo que afrontar. “Cuando trabajas todos los días en el mismo sitio, la motivación te va bajando, porque las cosas te sorprenden menos. Es ahí donde te tienes que esforzar más. Sí que tienes la ventaja de poder repetir las sesiones todas las veces que quieras, pero los sitios lejanos siempre excitan visualmente mucho más y te aportan ese extra de motivación”, ha concluido.