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Aitor Sánchez defiende en la UNED de Tudela reducir el consumo de carne y apostar por la legumbre

El dietista-nutricionista ha reunido a más de 300 personas, tanto ‘online’ como presencialmente, para lanzar un alegato sobre la necesidad de un consumo sostenible en la alimentación

22 de abril de 2024

La UNED de Tudela se ha convertido esta tarde en un gran baluarte para defender una alimentación basada en productos de cercanía y de origen vegetal. Así ha quedado patente tras la conferencia Alimentación y sostenibilidad, ofrecida por el dietista y nutricionista Aitor Sánchez en un acto organizado por la Asociación Más Planeta y la UNED de Tudela.

Más de 250 personas se habían inscrito para seguir la charla a través de internet, a las que se ha sumado el alrededor de medio centenar que se ha acercado hasta el Palacio del Marqués de San Adrián para escuchar los alegatos en defensa de un cambio en nuestra alimentación que promueve Sánchez, que ha dicho, además, que Tudela se encuentra en un gran punto de partida para defender este tipo de consumo, debido a la importante huerta de su entorno y a sus magníficos productos.

El acto ha estado presidido por el subdirector de la UNED de Tudela, José Manuel Ortega, que se ha encargado de introducir al ponente, del que ha glosado los puntos más relevantes de su carrera. Sánchez es autor de varios libros (Mi dieta cojea, Mi dieta ya no cojea, ¿Qué le doy de comer?, Tu dieta puede salvar el planeta y ¿Qué pasa con la nutrición?) y es un gran comunicador tanto en redes sociales como en medios de comunicación. Fue premio extraordinario de su promoción y estudió posgrados sobre nutrición y condicionantes genéticos, nutricionales y ambientales del crecimiento y el desarrollo.

“En el mundo en el que vivimos, una acción tan cotidiana y normal como hacer la compra puede condicionar el devenir del planeta, condenándolo o salvándolo”, ha dicho Ortega, que ha continuado alegando que “tenemos en nuestras manos, como planteará después Aitor, tomar conciencia de esta situación y actuar de una manera más responsable”.

El subdirector de la UNED de Tudela ha apuntado los temas que saldrían posteriormente en la conferencia, como la huella de carbono que generan los kilómetros que recorren los alimentos que adquirimos en los lineales de las grandes superficies, los modelos de explotación animal, los costes de la producción alimentaria o el coste social que poseen los alimentos poco o nada saludables que consumimos, así como la repercusión de los envases de plástico en los que vienen envueltos.

Tras la intervención de Ortega, la encargada de modular el debate y de dar voz al público, que ha podido trasladar sus dudas al conferenciante, ha sido la gerente del Área de Salud de Tudela, Ana Campillo. Sus preguntas han versado sobre el impacto de la alimentación, los peligros del cambio climático o la apuesta por determinados alimentos, como las verduras o las legumbres.

Esta ha sido, precisamente, la gran propuesta de Sánchez: “Debemos reducir nuestro consumo de proteína animal y aumentar el de proteína vegetal”. La razón no es otra que (además de, por supuesto, argumentos saludables), apoyar una alimentación más sostenible”. “Prácticamente, producir unas verduras u otras contamina lo mismo, pero, en cambio, hay una gran diferencia entre la contaminación que resulta de producir carne a la de las otras fuentes de proteína, como los huevos, la leche o las legumbres”, ha añadido.

GRAN DESPROPORCIÓN

Sánchez ha querido, en este sentido, informar sobre las principales cifras de la sociedad española, que consume al año, de media, 55 kilos de carne, 9 de huevos, 20 de pescado, 80 de lácteos y 3,5 de legumbres. Asimismo, ha explicado que España es el quinto consumidor de carne del mundo y el primero de embutidos. “Esta desproporción no puede continuar”, ha sostenido, al tiempo que ha recordado que “el mayor impacto vegetal que se produce en el mundo es para conseguir verduras y cereales con los que alimentar a los animales que luego nos comemos, lo que es muy ineficiente”.

En otro orden de cosas, ha expuesto que, aunque hay ámbitos del cambio climático, como la energía, el transporte o la industria, en los que también hemos de trabajar, “cambiar nuestra alimentación es algo que podemos hacer desde mañana”. “Con un cambio de patrón de nuestro tipo de dieta, podemos comer de una manera más saludable y sostenible”, ha resaltado.

Por otro lado, ha subrayado la importancia de consumir productos de cercanía, pero no tanto por el impacto medioambiental de su transporte (que es mínimo, en comparación con los de toda la cadena de producción de un alimento), sino por sus beneficios sociales. De hecho, ha esgrimido que se debe intentar hablar del cambio climático dejando de lado las imágenes de los osos polares que pierden sus hábitats. “Hay consecuencias mucho más próximas a nosotros, como ese vecino que se ha quedado sin su cosecha a causa de un granizo, o incluso las migraciones forzosas a causa de la falta de alimentos”, ha puntualizado.

En cuanto a nuestras acciones cotidianas, ha aconsejado un cambio en nuestro modo de ver los alimentos: “Cuando analizamos un paquete de galletas, solo nos fijamos en el plástico en el que están envueltas, y pensamos en su impacto medioambiental. Pero no reparamos en que, para producirlas, se necesitó aceite de palma, que importamos de Borneo, donde, para cultivarlo, se desmontó una selva”.

Y, por otra parte, ha animado a que favorezcamos cambios no solo en nuestras compras individuales, sino también en las de nuestras familias, colegios, peñas… “Ahora mismo, contamos con muchísimas opciones en los supermercados que son menos contaminantes que, por ejemplo, la carne de ternera”, ha remarcado, para concluir que “una dieta saludable y sostenible es muy coincidente”.