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“La felicidad se trata de observar, valorar lo que tenemos y sacar el mayor provecho. No es una búsqueda, como se cree, sino un encuentro”

23 de octubre de 2013

Entrevistamos a Santiago Gascón Santos, Doctor en Psicología y Profesor de Psicología en la Universidad de Zaragoza. En la actualidad, imparte el curso Aprender a ser feliz: el manejo de las emociones organizado por la UNED de Tudela.

¿Qué objetivo se persigue con este curso? ¿Qué contenidos se van a abordar?

"Lo que se pretende es llegar a comprender que como seres humanos tenemos un amplio margen de acción para llevar nuestra vida hacia donde queramos, aunque estemos determinados por la genética, por nuestras experiencias tempranas y por nuestras circunstancias".

Una cuestión que lanzaba a sus alumnos el primer día de clase: ¿se puede aprender a ser feliz? ¿Cómo?

"La felicidad no es una búsqueda, como se cree, sino un encuentro. Se trata, no tanto de observar nuestras carencias, sino de mirar nuestras fortalezas. En otras palabras: aprovechar lo que tenemos en la despensa, que es más de lo que pensamos, y cocinar con ello lo mejor.

No se trata de repetirnos eslóganes simplistas; se trata de observar, valorar lo que tenemos y sacar el mayor provecho. Claro que esto requiera de un entrenamiento".

¿Por qué tenemos que aprender a ser felices?; ¿es que el ser humano tiende a las emociones negativas?

"Todo lo contrario; nacemos diseñados para lo positivo. Un bebé confía en cualquiera que lo tome en sus brazos porque las posibilidades de que sea de manera malintencionada pueden ser una entre millones. Todas las emociones, sean positivas o negativas, cumplen su función adaptativa; el problema es cuando quedamos atrapados en las emociones negativas. Se puede aprender a manejar, no a controlar, todas las emociones".

Dentro del programa destaca un concepto denominado ”psicología positiva”; coméntenos, ¿en qué consiste?

"La psicología positiva no es una nueva corriente, no dice nada nuevo; lo verdaderamente novedoso es que constituye un enfoque útil.

Se trata de descubrir y de valorar lo positivo de nosotros mismos, en lugar de tratar de cambiar lo que no nos gusta. Es como una ecuación en la que las incógnitas se despejan porque conocemos nuestros valores".

¿De qué modo afectan el optimismo y el pesimismo a nuestra salud?

"Múltiples estudios demuestran que las personas optimistas viven más y de manera más saludable; en realidad, es el pesimismo el que tiene más peso sobre la salud. Esto no ocurre por oscuros efluvios. El optimista tiende a rodearse de personas, a pedir ayuda, a afrontar los problemas en lugar de huir… despeja el camino de obstáculos.

Optimismo y pesimismo son dos formas automáticas de ver la vida, pero la segunda (ya sea por vías fisiológicas, biológicas o emocionales), hace mella entre otros, sobre nuestro sistema inmunológico y, como consecuencia, sobre la salud en general".

Los primeros estudios científicos sobre la felicidad demuestran que ni la salud ni el dinero son imprescindibles, sin embargo predominan sobre los demás factores: ¿se corresponde esta idea con la realidad?

"Los resultados empíricos constituyeron una gran sorpresa: la salud contribuye en un 1% sobre nuestra felicidad. Personas con buena salud no son más felices, mientras que personas con un grave problema en esta área no son tan desgraciadas como cabría suponer. La salud psíquica sí que tiene más peso, obviamente.

En cuanto al dinero, es cierto que a cualquiera le alegraría ganar la lotería, pero pasado un tiempo volvería a su estado normal; es como si tuviéramos un termostato de felicidad. Perder el trabajo o el estatus puede hacernos infelices, pero las personas tendemos a regresar a nuestro punto.

El amor sí; el amor está muy vinculado a la felicidad. No solo el amor romántico, sino el amor en general: a nuestra familia, pareja, hijos, amigos. Las personas que disfrutan de una buena red de cariño son más felices y tiene su lógica: están menos preocupados por sus problemas, pueden compartirlos y se sienten apoyados. En estos tiempos de crisis, no sólo económica, esto se puede comprobar de manera sencilla".

¿Por qué motivo la felicidad está tan relacionada con el compromiso?

"Existen muchas formas de entender la felicidad; disfrutar de un buen vino y una paella, por ejemplo, es felicidad momentánea. Y no tenemos por qué renunciar a ella.

Pero la felicidad duradera tiene que ver más con elegir un objetivo en la vida y comprometerse con él: rápidamente nos damos cuenta de que vamos encaminados o no, a pesar de los tropiezos, porque el estado de ánimo nos está avisando continuamente de ello".

¿Se puede autorregular el estado de ánimo?

"Efectivamente; no podemos ni debemos “controlarlo”, pero sí podemos manejarlo con cierto grado de voluntad. Podemos estar sufriendo por alguien que hemos perdido definitivamente, pero también podemos poner nuestra intención en rescatar o recrear los momentos felices que hemos vivido con esa persona y sentir una sensación reconfortante al recordarla. Esto es sólo un ejemplo; no podemos manipular el pasado, pero sí transformar las emociones que lo acompañan".

¿Es la felicidad algo ilusorio?

"En la lengua castellana, ilusión tiene el doble significado: el de algo engañoso o que no existe, y también el de estar encandilado.

El futuro es algo que no existe, pero es muy útil verlo con ilusión; nos hace vivir mejor el presente y nos permite alcanzar ese futuro, al menos en un buen porcentaje. Lo importante es el camino".

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