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"No hay ningún pintor en la historia del arte tan ligado a una ciudad como Tintoretto a Venecia"

22 de agosto de 2007

Entrevista con Miguel Falomir Faus, Jefe del departamento de pintura italiana y francesa (hasta 1700) del Museo del Prado

Acudió a la UNED de Tudela el pasado mes de abril para impartir una conferencia titulada "Tintoretto: el cautivo de Venecia", que versó sobre el célebre pintor. La actividad se completó con un viaje a Madrid para visitar a la exposición sobre el artista en el Museo del Prado, comisariada por el propio Falomir. [¿Quién era Tintoretto?]

Era hijo de un tintorero y de ahí viene su apelativo, que es un diminutivo porque era de pequeña estatura. Es el único de todos los grandes pintores venecianos que nació en la ciudad, porque el resto nacieron en territorio veneciano pero no en Venecia propiamente dicha. En ese sentido, es la quintaesencia de la pintura veneciana.

Toda su vida transcurre en Venecia, y pinta sobre todo para la ciudad. Probablemente no haya ningún pintor en la historia del arte tan ligado a una ciudad como él.

[¿Cómo podría definirse su estilo?]

Sus orígenes y formación no se conocen bien. Al principio, reacciona contra la tradición pictórica local y contra Tiziano, que era el gran pintor de la escuela veneciana, y se siente atraído por el manierismo toscano y romano.

Pero en lo que más sobresalió, sin duda, es en la pintura religiosa narrativa. Sus pinturas tienen una gran capacidad de contar historias. De hecho, es uno de los pintores favoritos de los escritores, y la crítica del siglo XX ha recurrido al cine para explicar su pintura.

[¿Cuál fue su aportación principal al mundo del arte?]

Probablemente, la importancia fundamental que otorga al cuerpo humano, que se convierte en la esencia misma de su arte por dos razones: la primera es que para él es el cuerpo y no el rostro el que transmite todas las sensaciones. En ello se parece al Greco, a quien admiró profundamente; y la segunda, porque es el pintor que se acercó más al ideal de pintura de la época, la que fuera capaz de aunar el rigor y la maestría en el dibujo florentino, cuyo mayor representante era Miguel Ángel, con la suntuosidad y la brillantez del colorido veneciano, cuyo máximo representante era Tiziano.

De hecho, algunas fuentes citan que en su taller había una frase escrita que decía: “el dibujo de Miguel Ángel y el colorido de Tiziano”.

[¿Cómo fue su relación con Tiziano?]

Absolutamente borrascosa. Algunas fuentes de dudosa veracidad mencionan que pasó varios días en el taller de Tiziano y que este, al ver su talento, se puso celoso y lo echó a la calle. En realidad no debían llevarse mal al principio, pero Tiziano era muy celoso. En una de sus ausencias de Venecia volvió y se encontró con un cuadro maravilloso que es “El Milagro del Esclavo”. Se dio cuenta entonces de que el joven pintor podría ser una competencia para él y comenzó a movilizar a todo su entorno contra él, en una lucha despiadada para que no tuviera éxito en Venecia.

[No logró su objetivo...]

Fracasó, claro está, pero lo que sí logró es que no su arte no saliera de la ciudad, porque Tiziano tenía sus principales fuentes de recursos y patronos fuera de Venecia, en la Corte Española y Papal. Hasta que no murió Tiziano, en el 1576, Tintoretto era absolutamente desconocido fuera de Venecia.

Cuando murió, la ironía fue que todos los anteriores patronos de Tiziano empezaron a prestar atención a Tintoretto pero no por ser él, sino porque deseaban un sustituto. Él se dio cuenta y pintó a la manera de Tiziano para satisfacer a esa clientela.

[¿En qué consiste la exposición?]

Hemos logrado reunir todas las obras maestras que están fuera de Venecia junto con algunas obras venecianas de gran formato que eran fundamentales para nuestros objetivos. Es la exposición posible, hecha con los cuadros que pueden viajar, y en cualquier modo puede sustituir un viaje a Venecia donde puede verse lo mejor que el hizo.

Intenta dar fe de que era un pintor muy completo con todo tipo de pinturas: retratos, pintura mitológica, cuadros de altar... pero haciendo hincapié en su gran aportación: la pintura narrativa religiosa.

Sus obras son, muchas de ellas, de un tamaño enorme, porque en Venecia no se puede pintar al fresco por la humedad y las paredes debían cubrirse con lienzos. Ello explica que sea autor de algunos de los lienzos más grandes de la historia, el mayor de ellos de 22 x 12 metros.