
César Ridruejo Calvo defiende que es un seguidor acérrimo del hiperrealismo. Sin embargo, también promulga que sus obras han de ofrecer alegría y optimismo a quienes las observen. Por ese motivo, agudiza los colores de sus cuadros, para que resulten más vivos. Y buena prueba de ello es su exposición PINTUlusión, con la que UNED Tudela cierra su calendario de muestras artísticas de este 2025 y que podrá visitarse en el patio del Palacio del Marqués de San Adrián hasta el próximo 19 de diciembre, en horario de apertura del centro ribero (de lunes a viernes, de 10 a 13 y de 16 a 21 horas).
Ridruejo, de 82 años, ha inaugurado esta tarde la muestra, compuesta por 26 cuadros al óleo, en un acto en el que también ha estado presente el director del Centro Asociado a la UNED en Tudela, Luis Fernández. El artista, nacido en Soria, aunque vecino de Tudela desde que tenía diez años, ha estado arropado por un numeroso grupo de familiares y amigos, a los que ha ofrecido explicaciones de seis de sus obras, además de responder a las preguntas que se le han formulado.

Antes de ello, Fernández se ha ocupado de repasar su biografía y su trayectoria. Ha relatado cómo, por ejemplo, nació en Navabellida, un pueblo ahora abandonado, o que estuvo trabajando durante 35 años como profesor de Formación Profesional. “Su afición por la pintura -ha contado Fernández- surgió en una visita al Museo del Prado durante su viaje de novios, cuando descubrió cómo una copista realizaba sus pinturas a partir de grandes obras de la historia del arte. Fue entonces cuando César decidió probar e invertir en esa afición parte de su tiempo libre”.
En su bagaje artístico, figuran 17 exposiciones, una de las cuales se celebró también en UNED Tudela. Fue hace diez años y la muestra, titulada Fuentes y vida, constituía una oda a los pueblos pequeños, como el que lo vio nacer en Soria, con sus costumbres y su artesanía popular. De hecho, muchos de sus cuadros son recuerdos de esos pueblos, además de flores, bodegones, azulejos, frutas, retratos y, como se ha dicho ya, los residuos seculares de la comarca soriana de las Tierras Altas.
A pesar de que Ridruejo comenzó siendo autodidacta, después acudió a clases de pintura con dos artistas profesionales (Carlos López y Pilar Frisón), ha apuntado el director de UNED Tudela, que ha añadido que este tudelano de adopción pinta “por afición y por la satisfacción que le produce ver sus obras terminadas y logradas”. “César intenta transmitir en sus pinturas la alegría, la serenidad y la tranquilidad que él respira y que forma parte de su actitud ante la vida”, ha sentenciado.
En palabras del propio artista, el objetivo de esta exposición es que el espectador salga con una sonrisa. “Quiero la máxima naturalidad, quiero no encumbrarme como pintor, quiero mostrar algo que es mi distracción y mi afición, y también mi reto, porque me quedan pocos retos, debido a la edad, y me gusta conservar alguno. Quiero, en definitiva, que contemplando cada obra se sienta serenidad y se vea una combinación de colores agradables, para que las personas que vengan pasen unos minutos viendo lo que hago y, espero, les agrade y se vayan serenas y contentas”, ha afirmado.
HACIA LA PERFECCIÓN
Por otro lado, y después de tantos años manejando los pinceles, ha revelado que su evolución le produce cierta insatisfacción: “Veo evolución de mis primeros 25 o 30 años a los de después, pero tengo aquí expuestos un par de cuadros que realicé hace 17 o 18 años, y me parece que son muy completos. Y eso no es una muy buena noticia para mí, porque significa que no he ido para arriba, sino que me muevo en una línea horizontal”.

Por último, ha reconocido que nunca le ha atraído el mundo de la abstracción. “Mi cabeza no va por esos lugares. Tal vez sea por cómo me han hecho o por el oficio técnico que he tenido, ya que he dado clases de Electricidad, en las que tenía que defender en la pizarra cosas demostrables. Y eso, quieras o no, te arrastra hacia la perfección”, ha concluido.