El Movimiento Moderno ha sido la gran aportación del siglo XX a la historia de la arquitectura. Desarrollado fundamentalmente en Europa durante las décadas de 1920 y 1930, el concepto ‘moderno’ de la arquitectura y la ciudad ha supuesto unos cambios tan trascendentales como los que en su momento provocó el Renacimiento italiano.
Las transformaciones producidas por este movimiento —también conocido como ‘funcionalismo’, ‘racionalismo’ o ‘estilo internacional’— se hicieron patentes en esos tres aspectos básicos de la arquitectura que son las famosas categorías vitruvianas: firmitas, utilitas, venustas, entendidas respectivamente como ‘técnica constructiva’, ‘cometido funcional’ y ‘composición formal’.
En relación con la primera categoría, la arquitectura moderna aprovechó todas las innovaciones del siglo XIX —en especial el uso del acero y el vidrio—, desarrolló la técnica del hormigón armado y se decantó por un sistema constructivo en el que la estructura portante fuese independiente de las paredes de cerramiento; propugnó asimismo el uso sincero de los materiales, huyendo de revestimientos que ocultasen su apariencia natural.
Con respecto al cometido funcional de los edificios, el Movimiento Moderno buscó la regeneración de la sociedad a través de la renovación de la arquitectura, y para ello se comprometió en programas de amplio contenido social, especialmente barrios de vivienda obrera. De ideología mayoritariamente progresista, los arquitectos modernos contribuyeron igualmente a la mejora de las condiciones físicas e higiénicas tanto de los edificios en sí como de los conjuntos urbanos.
Sin embargo, el cambio más llamativo se produjo en lo relacionado con la composición formal. La arquitectura moderna, en paralelo con las vanguardias artísticas, se opuso frontalmente al historicismo decimonónico, rechazó el uso de la ornamentación aplicada y apostó decididamente por los volúmenes nítidos, las superficies tersas y los espacios continuos, además de inclinarse por geometrías simples aunque ricamente articuladas, y utilizar la línea recta como fundamento y la curva como contrapunto.
Fechas: Del 1 de abril al 13 de mayo
Horario: De 17:30h. a 19:30h.
Modalidad online, con posibilidad de asistencia tanto en directo como en diferido
Programa:
Precios matrícula:
- Ordinaria: 40€
- Alumnos UNED: 38€
- PDI de la sede central, Profesores-tutores de los Centros Asociados y Colaboradores Prácticum: 38€
- Familia numerosa, Personas con discapacidad, Víctimas de terrorismo y violencia de género, Alumnos del centro y Personas en situación de desempleo: 36€
Más información sobre esta actividad
actividades@tudela.uned.es - Tel. 948 821535 - Ext. 2