
En un momento de reflexión sobre el futuro del sistema universitario navarro, la participación del director de UNED Tudela, Luis Fernández, en una mesa de diálogo sobre este asunto en el Polo de Innovación Digital IRIS Navarra puso de relieve la profunda transformación que ha experimentado el centro tudelano en los últimos años. Fernández defendió la convivencia de modelos universitarios y subrayó la importancia de que la formación, la innovación y el compromiso social avancen de la mano para generar un verdadero impacto en el territorio. Asimismo, destacó que UNED Tudela se ha consolidado como un actor clave en el desarrollo local y regional, capaz de conectar la actividad académica con las necesidades reales de la ciudadanía, impulsar proyectos de calidad e innovación reconocidos internacionalmente y fortalecer la presencia de Navarra en iniciativas europeas. Su visión dibuja una universidad que no solo educa, sino que acompaña, escucha y transforma.
¿Qué relación mantiene la comunidad universitaria con su entorno y con la sociedad en la que se integra?
Nuestra relación con el entorno se ha construido desde un compromiso público y ético que forma parte del ADN de UNED Tudela. Nacimos con una vocación clara de servicio a la Ribera, pero, a partir del 2011, ese compromiso se ha venido proyectando más allá del ámbito local, para situarnos como un agente activo en el desarrollo regional y nacional en el diálogo social contemporáneo. Y eso es así porque siempre hemos tenido muy claro que la comunidad universitaria ha de mantener un vínculo estrecho con la realidad que la rodea, orientado su actividad a detectar desafíos, aportar conocimiento y generar impacto.
Este compromiso se expresa en múltiples planos. La formación académica reglada constituye la base de nuestra actividad y garantiza la capacitación rigurosa del estudiantado. Pero, a ello, en UNED Tudela sumamos una extensa labor de extensión universitaria, que nos permite conectar el conocimiento con los retos actuales de la sociedad, desde la sostenibilidad, el cambio climático o la gestión institucional, hasta cuestiones vinculadas al estilo de vida, la inteligencia artificial, la psicología o la despoblación. También desarrollamos iniciativas especializadas para colectivos profesionales, programas de formación a lo largo de la vida, como UNED Sapientia, cursos de verano y propuestas culturales que refuerzan nuestra contribución al entorno. Sin olvidar, por supuesto, que la calidad y la innovación forman parte igualmente de nuestra naturaleza. Por ello, esos ámbitos han ido adquiriendo igualmente un papel estratégico, mediante la creación y el crecimiento de nuestra Cátedra de Calidad “Ciudad de Tudela”, el nacimiento del departamento de qGestión y el desarrollo tecnológico que impulsamos desde nuestro Centro Tecnológico qInnova.
Todo ello se articula a través de alianzas estables con instituciones, administraciones públicas, organizaciones sociales y empresas de la Ribera, lo que nos consolida como un actor de desarrollo local y regional que integra conocimiento, transferencia y compromiso social como elementos inseparables.
¿Cuáles son las principales necesidades de la comunidad universitaria y cómo se gestionan para darles respuesta?
Las necesidades de la comunidad universitaria son diversas y requieren una gestión coordinada de los ámbitos académico, social y cultural. En el plano de la formación reglada, por ejemplo, garantizamos un acompañamiento continuo mediante un cuerpo docente integrado por más de 50 tutores, así como con tutorías adaptadas, actividades de evaluación continua, exámenes y el apoyo del COIE. Además, el uso de plataformas digitales y la colaboración con empresas de la Ribera para el desarrollo de prácticas no permiten ofrecer una formación de calidad, alineada con las exigencias profesionales actuales.
Por otro lado, nuestra oferta de extensión universitaria responde a una necesidad distinta, la de mantener un pulso constante con la realidad local, regional, nacional e internacional. Las más de 15.000 matrículas anuales que hemos registrado en los últimos años son un claro reflejo de una demanda sostenida de aprendizaje y actualización. Y esos datos avalan nuestras acciones por llevar a cabo un seguimiento sistemático de las necesidades de la población mediante encuestas, diálogo con organizaciones sociales y empresariales, análisis de tendencias formativas y retroalimentación de estudiantes de procedencias muy diversas, incluidos los 286 alumnos de 46 países que participaron durante el último curso en esta oferta formativa. Este enfoque nos permite, en definitiva, adaptar contenidos, generar nuevas propuestas y reafirmar nuestra función de servicio público.
En cuanto al ámbito cultural, este tiene un carácter más local y responde directamente a las inquietudes de la ciudadanía de Tudela y la Ribera, dándoles respuestas mediante exposiciones, conferencias, conciertos, presentaciones de libros o proyectos divulgativos desarrollados con herramientas tecnológicas aplicadas al patrimonio. A ello se suma una línea de trabajo centrada en el estilo de vida, donde promovemos la divulgación en salud y actuamos para reducir brechas de edad o de género, así como un firme compromiso con la sostenibilidad y la visibilización de problemas medioambientales y sociales, en colaboración con entidades locales, nacionales e internacionales.
Finalmente, nuestro trabajo en impacto social nos permite medir, evaluar y reorientar la actividad institucional. En UNED Tudela, creemos firmemente que las alianzas con universidades y entidades de referencia, así como los estudios específicos sobre valor social, hacen posible que la toma de decisiones esté guiada por un enfoque basado en la mejora continua y en la generación de beneficios tangibles para la comunidad.
¿Cómo impulsan las universidades su presencia e investigación en ámbitos europeos e internacionales?
En el conjunto de la UNED, la dimensión internacional constituye una parte esencial de su actividad investigadora. La universidad tiene una presencia consolidada en programas europeos con decenas de proyectos en marcos como FP7, Horizonte Europa o H2020, así como una amplia trayectoria en contratos de transferencia en Europa y otros continentes. Esta actividad se refleja en un volumen significativo de publicaciones, tesis doctorales, financiación competitiva y becas, configurando un ecosistema investigador robusto y reconocido internacionalmente.
En este contexto, UNED Tudela contribuye de manera específica a través de líneas de trabajo vinculadas tanto a la investigación del profesorado como a la innovación en calidad y tecnología. Disponemos de una revista académica registrada en Dialnet, los Cuadernos del Marqués de San Adrián, que facilita la difusión científica y favorece especialmente la participación de investigadores jóvenes. Además, fomentamos la colaboración con equipos docentes de Madrid y alentamos la proyección investigadora del profesorado, algo que ha permitido que varios docentes den el salto a la sede central.
Por otro parte, la calidad y la innovación han adquirido un papel particularmente destacado en nuestro centro, gracias al convenio con la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) para la formación y evaluación de todos los centros asociados de la UNED, fruto del desarrollo de nuestro departamento de qGestión. En este sentido, nuestra presencia en congresos internacionales y el trabajo alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible se refuerza con el trabajo desplegado por nuestra Cátedra de Calidad “Ciudad de Tudela”, reconocida con premios internacionales, como, por ejemplo, los otorgados en el marco de WISIS de Naciones Unidas.
Y en el ámbito tecnológico, hemos desarrollado más de una treintena de aplicaciones utilizadas por unas 400 instituciones dentro y fuera de España, lo que nos ha consolidado como un referente en sistemas de gestión transferible. Asimismo, participamos en iniciativas europeas como OpenEU y colaboramos con universidades ecuatorianas, peruanas y hondureñas mediante procesos de benchmarking y transferencia tecnológica.
Finalmente, la dimensión internacional se extiende a programas de salud desarrollados con entidades como la Universidad de Cambridge, la Umea en Suecia, la UTE en Ecuador, así como a exposiciones culturales sobre diferentes países de Hispanoamérica. Esta combinación de investigación, innovación, transferencia y cultura constituye la base de nuestra presencia en el ámbito internacional.
¿De qué manera afrontan las universidades navarras la transferencia de conocimiento y qué posibles líneas de mejora contemplan?
La transferencia de conocimiento requiere un enfoque integral que combine investigación, innovación, evaluación y colaboración institucional. En nuestro caso, la calidad se ha convertido en una herramienta estratégica que nos permite adquirir conocimiento, transformarlo en innovación y trasladarlo a la sociedad mediante proyectos concretos. Un ejemplo de ello son las formaciones desarrolladas en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030, que han permitido a miles de participantes comprender cómo integrar estos marcos en la gestión pública y privada. El trabajo en impacto social refuerza esta orientación, al incorporar metodologías que analizan la capacidad transformadora de las organizaciones y permiten orientar la toma de decisiones hacia la creación de valor social.
El desarrollo tecnológico ha sido otro vector clave para mejorar la transferencia de conocimiento. Además de las aplicaciones diseñadas en UNED Tudela, utilizadas por instituciones españolas e internacionales, nuestro Centro Tecnológico qInnova ha diseñado el soporte tecnológico del HUB de Innovación de la UNED.
En este marco de actuación, las líneas de mejora de UNED Tudela se articulan en dos direcciones. Hacia dentro, estamos inmersos en la preparación para presentarnos al Premio Iberoamericano de la Calidad, del que ya hemos ganado en dos ocasiones el nivel Oro y con el que pretendemos alcanzar la consideración de una trayectoria excelente. Este proceso implica un ejercicio riguroso de autodiagnóstico, evaluación externa y mejora sistemática de los procesos institucionales. Hacia fuera, avanzamos hacia un modelo de gestión del impacto más ambicioso, que no solo mida lo que hacemos, sino que utilice esa información para transformar la organización y su entorno. En este caso, hemos coordinado un informe, elaborado por ESImpact, sobre la situación del impacto social en España y Navarra, y en él se hace hincapié en la necesidad de evolucionar hacia sistemas compartidos, superar limitaciones de recursos y consolidar una cultura orientada a resultados sociales sostenibles.
En conjunto, la transferencia de conocimiento en las universidades navarras requiere profundizar en herramientas de evaluación, en el fortalecimiento de alianzas y en dar un paso decidido hacia modelos que integren aprendizaje, innovación y valor social. Y nuestro trabajo en UNED Tudela se orienta, precisamente, a consolidar esa evolución.